Cuando las generaciones futuras se enfrenten a la tragedia de un planeta devastado por el cambio climático van a preguntar: ¿por qué no detuvieron todo esto cuando se enteraron de lo que sucedía? Para el australiano Clive Hamilton, la explicación a semejante actitud hay que encontrarla en la fatal combinación de intereses económicos, instituciones perversas y la fragilidad de la especie humana, que nos lleva por un camino autodestructivo flanqueados por la arrogancia y el miedo a la verdad.